«De Máscaras»

95c326b005b5d9d7226b5bc8ea0ea898

«Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario humano. Y es solitario
Clarice Lispector.

Debajo de las miles de máscaras que ocultan su rostro se esconde el miedo más puro.

Yo, como máscara una cosa.
Yo, como una persona una falla.

Guardo mi máscara, ya no la necesito, ahora estoy vivo.

Harto de máscaras busco lo real, harto de rostros falsos cierro los ojos.

Anuncio publicitario

«Nuevos Pensamientos»

23 pm:

En la sombra de ese amanecer se perdió en la neblina y nunca más regreso.

Quisiera haber sido de piedra en ese momento para no tener que haberlo visto.

Yo no sé ser, ni estar…solo sé que soy un ser humano…y cuando sin alma, soy árbol.

00:05 am:

La gente pide la verdad, pero en realidad no gusta de escucharla. ¿Para qué están las orejas?: Para los halagos.

05:05 am:

Pasa el tiempo y no parecemos darnos cuenta de lo que realmente importa, que un día vamos a morir.

«Un sueño y su consecuencia»

ACTO 1: «El SUEÑO»

Que un mal sueño se mande sin consultar, deje sin descanso al cuerpo y sin paz el alma dejándola por el suelo.

El comienzo de un domingo con pensamientos reprimidos, enojados por haber sido ocultados.

El peor de los casos podría ser el mejor de ellos, en todo caso, absolutamente todo se manifiesta, lo malo y lo bueno, todos los secretos guardados por años en lo más profundo salen de algún modo.

Y mientras tanto sigo acá, cansado y torturado por sueño que ni es mío.

ACTO 2: «LA CONSECUENCIA»

Si me miras y ves que estoy pensativo, cómo ido, no te preocupes y no digas nada. Ya volveré.

Intentarás preguntarme si es normal, si me pasa seguido o adónde voy, pero no habrá respuesta alguna.

Y no quiero hacerte perder el tiempo, quizás estés apurada, quizás quieras huir. Hay cosas que no se pueden forzar.

Es un maldito sueño que no es mío.

«Cómo son las cosas»

Desperté mareado por un sueño raro, salí tambaleando de la cama hacia la cocina pero sorpresivamente choqué contra un iceberg que cubría la puerta y no pude salir de la fría habitación. Asustado corrí hacia la ventana, pero cuando intenté abrir la persiana me encontré con más hielo.  ¿Qué pasó?, estaba atrapado, ¿Por qué?

Grité, nadie escuchó.
Lloré, pero no hubo caso.

De pronto todo se volvió hielo, el piso, el techo, las paredes, el placard, todo. Me congelaba y justo cuando la resignación ganaba, desperté.

Descolocado, pero riendo, comprobé cautelosamente que no había hielo en la habitación, salí perturbado hacia la cocina, agarré un vaso trago largo, saqué mucho hielo del freezer, me serví un trago y brindé por una nueva pesadilla.
Cómo son las cosas.

«Pensamientos de un martes por la noche»

23 am:

El perro que mira a los ojos, no de forma acusatoria, es más como una mirada comprensiva.

No me mires así, entiendo adónde vas.

Una excesiva imaginación anula por completo la realidad excesiva.

De vez en cuanto hasta cuesta respirar, otras veces no paras de reír.

Todo sube para bajar. Fumar, cerrar los ojos, escuchar, irse.

1:35 am:

«El exceso es un flagelo»: te escuche decir.

Respondo: «¿Y vivir en un mundo moral, ético, religioso, regulado, político, cotidiano, responsable, corrupto, tacaño, mentiroso, milagroso, rutinario, malvado y superficial no?».

5:22 am:

Sé decir adiós a las cosas que me hacen mal, pero, ¿sé decir adiós a las cosas que me hacen bien?

«Otra vez los sueños»

Tuve un sueño, pero esta vez el protagonista no era yo sino otra persona. Yo sólo fui un espectador y esto fue lo que sucedió:

No conocía a esa persona, sólo sé que se encontraba parado al borde de un precipicio y le oí decir lo siguiente: «No es malo caer, aunque da miedo. ¿Quién de todas las personas que me rodean me darían una mano y quien un empujón? Ya en el suelo… ¿Quién me llorará y quien me extrañará? Lo cierto es que estoy vivo.»

Al terminar la última frase se le dibujo una gran sonrisa, soltó una carcajada y saltó.

Vuelvo a dormir, pero vuelvo a soñar, y esta vez sí era yo el protagonista, colgado de un cable a gran altura charlando con mi viejo sobre no caer. Sólo pensaba en no caer, no tenía miedo y trataba de sujetarme lo más fuerte que podía.

Despierto nuevamente, eran las 5 de la mañana y me di cuenta que esa noche no iba a poder dormir, algo no me dejaba hacerlo, escribo estas palabras y guardo silencio hasta el amanecer.

«Escribir»

 

1

Escribo simplemente para liberar demonios. Solía ser para contar lo que callaba   casi como una confesión insoportable, ya no es así.

Sobrevivir,
Sobre…vivir.

Escribo solamente cuando hay algo tan urgente que sacar mientras la maldita máquina de escribir soporta toda la noche el humo y el vino.

Escribo porque nunca pude ser claro al hablar.
Escribo para echar por una noche los malos pensamientos.
Escribo porque no estas acá.