Temo quedar atrapado en alguna de las millones de historias que invento día a
día.
Prisionero en mí propia mente, el peor de los castigos.
Justo a mí.
Yo, que me pensé libre para obrar a gusto.
Yo, que tiraba de la imaginaria cuerda convencido de que era imaginaria.
Yo, que ya no soy yo…que soy una de mis historias.
uff…. casí como real. Excelente!
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